sábado, 15 de noviembre de 2008

por Sabrina Rocha

La chica caprichosa a quien amaste,
hoy camina por las calles llena de nostalgia.
La belleza en ella existia gracias a tu mirada
esa atracción se imponia gracias a tu deseo.
Detrás de tus ojos cerrados quedaba esa imagen de ella
que ya nadie vería jamás.
Esa imagen intransferible de la mujer amada.
Ella inclinó su cabeza contra tu mano,
sintió las últimas pulsaciones de tu paso por este mundo.
Sus lágrimas acumuladas corrieron por sus mejillas,
no hubo ninguna explicación, no tenias nada que decirle al mundo:
al menos nada que el mundo supiera oír.
Tu mensaje estaba dado por la elocuencia muda de tu vida oculta,
de tu labor ininterrumpida y humilde,
la capacidad de disfrutar cuanto te era dado.
Nadie recogería tus últimas palabras en ninguna antología,
ella ya las tenía guardadas para siempre en su corazón.

Tercer año de polimodal
Berisso.

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